“Hmmm de modo que tengo ingenio al final,” la chica puso la cabeza entre sus manos.
Su colega mas mayor hizo un gesto negativo, el cual decía, si
ella tiene ingenio, seguramente llegar hasta allí no le dio mucho trabajo.
“Y esto por qué?” Preguntó tranquilamente usando el dedo para separar la pagina del libro que estaba leyendo. Paciencia, como decía, es su segundo nombre. Pequeña es su primer nombre, agregaban las personas que la conocían.
“No sé, no tiene sentido.”
La mujer se qued mirando a la chica largo rato, pero la expresión en su rostro parecía que quería escupir un comentario venenoso,
el cual tenía en la punta de la lengua.
Guardó el libro y se dirigió hacia ella.
“Sabe, es un poco desordenado...”
“Un poco desordenado?” Repitió después de ella palabra por palabra. “La teoría del caos es un desorden.”
Luego se quedo postrada con una mirada sinóptica.
I want them to know it’s me, it’s on my head, cantaba Mike
Patton, cuando el offload azul oscuro recorría el camino vacío
de Catalania norte. Los dos reflectores del techo mostraban claramente, que, lo que vio en las fotografías era verdad.
Por el peñasco traqueaban las piedras al caer y el ruido condujo
la maldición.
“Oh mira, por poco diría que tendrías miedo, que en lo salvaje se
te quiebre una uña y ya no te verás tan bien.”
“Hola, me alegra verte también,” dijo con sarcasmo la mujer, mientras se arreglaba la camisa.
Luego se miraron y sonrieron.
“Por esto o por algo diferente?”
“Por esto.”
“Sigues enseñando? Todavia con tus locas investigaciones? Un rayo y empacas tus maletas”
“Sindy Mendez, tu reconocerías un rayo solo cuando ya te ha partido la cabeza. Pero aprecio que te dieras a la tarea de buscar en el diccionario la palabra investigación. Pero bueno si, sigo enseñando.”
“No te había visto en mucho tiempo, no te esperaría aquí.”
“Ni yo, sonrió. Tenía por enterado que estas por completo en América. Te quedas?”
“Tendré que. Ayer en Barcelona una orca se me ha metido bajo
el coche. Tendré que quedarme para arreglarlo.”
“Bueno, podemos ir a entrenar. Algo me dice que esta vez nadie ganará. Que dices extrangera?”
“Digo que de todas las posibilidades que existen en este mundo, existe aquella donde me apelas. Pero ni siquiera el infinito es lo suficientemente grande”
De nuevo sonrieron. Se veían por primera vez después de mucho tiempo y se veían con gusto.
Y sus risas se las llevó el viento, fuerte y mas fuerte. Se llevó consigo las hojas de los árboles, levantó el polvo y cayeron pequeñas gotas de lluvia de una nube negra, la cual se retrocedía hasta irse alejando hacia la meseta donde se mezcló con las columnas de viento y los rayos.
Vino de vuelta.
No sabía, si a él le gustaba o no.
No sabía como sería.
Miró a su alrededor y vio en el peñasco del frente a dos mujeres. Ellas también lo vieron.